...el detalle, el suspiro...

viernes, 27 de febrero de 2009

SONRISA A UN MARGEN, COSA SERIA

SONRISA A UN MARGEN, COSA SERIA
Comunidades autónomas. Reinos independientes. Soberanía ejecutiva, legislativa y judicial. Poder, mucho poder se baraja en estas manos. ¿Bien o mal organizado? Nadie sabe nada. Total, tampoco lo pueden saber. ¿Sentirnos unidos como pueblo de una misma nación donde queda? Uich, perdone, he olvidado que vivimos en un pais que favorece los nacionalismos, por su sistema, ya sabe usted, ese que pretende hacernos creer que vivimos en una absoluta democracia, porque tenemos aquello de las representaciones parlamentarias, aunque, en realidad, hayamos creado un centralismo de poder, que, insultándonos por nuestra ignorancia, pretende darnos a entender que las comunidades autónomas hacen que gocemos de mayor libertad, centralizando otra vez el poder en pocas manos, y, por si la cosa se va un poco de lo previsto, cobrando del estado nuestros queridos partidos políticos. ¿Absurdo verdad? Resumo:
1978, Transición española: la nación adopta un sistema en el que no existe una separación de poderes, dándole el poder a un partido político, bueno en realidad a dos. Crea comunidades autónomas intentando que no se pierdan los pequeños nacionalismos, y respetando las culturas y tradiciones por regiones. Le vuelven a dar independencia en el poder .Hasta aquí bien. El problema es que ahora, los movimientos que habían intentado fomentar para dar sensación de mayor libertad y de autentica democracia, hoy día reclaman unos derechos, una nación. Ya se le ha ido de las manos a nuestros -déspotas- ilustrados gobernantes. ¿Cómo sentir una misma patria todos los españoles? Porque, a fin de cuentas, el nacionalismo es un estado natural, todos tenemos patria. Pues bien, la solución sin duda no seria crear un estado completamente centralizado, que ha dado malos resultados, ni mucho menos mantener el actual (que da peores y no solo por el auge de nacionalismos). Eureka, espero oír pronto decir a alguien. Ahora, no dejar de temblar ¡oh mis señores “representantes”! que un nacionalismo tendrá, y seguirá teniendo, justa y exactamente la importancia que su pueblo le dé.

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