...el detalle, el suspiro...

martes, 17 de noviembre de 2009

-Cuando me haya marchado...ponga otro café, y déjele esta nota.

...existen momentos invisible en los que podemos vencerlo todo. Esos momentos se situan cuando el tiempo no existe, en el instante en el que la aguja del reloj salta de un segundo al siguiente...
Viajo descalzo, por caminos de nadie.
Melancolía se llama mi caballo,
pero ya está cansado y me ha dejado solo.

Sigo a pie aunque el destino esté lejos,
pues busco sólo una sombra
que alegre mis melodías.

La ciudad no me esconde.
Un llanto sudoroso
me aleja de los paisajes,
de los puentes
que me separan de casa
y de tu balcón.
Sin espíritu de cruzada
he de llorar por campos de ortigas.

Dime si olvidaste mi nombre,
si una ventana interminable
me proyecta contra el cielo.

Contra un cielo
que se aleja de mi hogar,
en la acera salvaje.

Tu mirada estará lejos,
visitara otras ciudades,
otros puertos, otras verdades

Pero no sé cómo suena tu voz
y aunque te escuche no te hayo,
no tengo siquiera una señal.

No canto a las nubes
porque ellas no me responden,
porque el café solitario de la mesa
olvidó su temperatura.

Y el alquitrán que inundaba el corazón
no recuerda de donde proviene

Me pediste un salmo, una oración,
me pediste su modo,
pero yo era demasiado imbécil
y el tiempo era una distancia demasiado larga.

Creí saber qué debería responder,
pero también olvidé eso.
También olvido las respuestas,
y ahora las preguntas me abordan.
Ahora, no hayo ni una sola contestación,
el silencio me tiñe y el amor me mata.

Miro alrededor, y un viento ficticio
me dice que nada es real,
y, aunque no lo sea, lloro
porque tu estás tan lejos,
yo estoy demasiado cerca.

Todavía huele a roto en las aceras
y los charcos saben a pronto.

Me preocupa el bienestar de las gotas,
su superficie enturbiada.
Me disgusta el serio camino de los claveles,
la noche eterna de la ciudad.
Lástima que mi vida no exista,
tus manos no estén,
y el café olvide su temperatura.

Debería siquiera galopar
por la ladera que cuida Caronte,
pues tan muertas como yo,
Como yo tan muertas están sus plantas,
sus colinas, sus montañas.
Pero los bolis ya no escriben
ni la pluma vuela por el papel.

Te he olvidado, te he olvidado
como se olvida un café encima de la mesa.
Lo pedí mientras estabas ausente,
lejos de mi mundo, lejos de mí,
Y lo pedí para que pudieras tomarlo, sin mí,
de esa manera te he olvidado.

Y de esa manera tú habrás descubierto
El silencio inestable de la noche, que sigo sufriendo.
Aunque no esté, la luna sabe donde vivo,
y en mi puerta, sin código, podrás dejar un mensaje.
Bórralo al escribirlo e insértalo bajo la puerta,
yo estaré en el infierno, con Dante.

El mundo gira olvidado,
las vanguardias me asolan destrozadas,
el teatro suspira milagros…
Pero yo me siento alienado
del mundo que deseé habitar,
porque olvide el ritmo de los versos,
porque no se escribirte y decir maravillas,
porque el tiempo te separa de la realidad.

Y el sueño y la ficción,
que conviven con las grietas de mi piel,
no ayudan a deambular solitario por el mundo,
pues, trágicamente, descubrí que eran falsos,
como la gente que me saluda en la calle,
como el perro que me ladra,
solo me acojo a una verdad.

Pero rezaría por no saber nada,
y respirar el olor de los charcos mojados
sin saber que guiñan sus ojos,
para saborear el color de los arboles,
sin saber que yacían muertos sin ti.
Crea un código tras la puerta sin número,
y borra allí todos los te quiero que sólo yo entendí.

Derrótame en esta lucha,
pues sin ser no puedo ganar nada,
y no ser me ha descubierto desnudo,
en la calle.
Tu mirada no me grita,
pero mi mundo tampoco gira,
y el sol, ha parado.
Llévame donde descubra el mar
tras las ventanas,
y vea que los largos caminos
se recorrieron.

Yo, mi musa, paseo por tus calles,
vacio y entregándotelo todo,
pero ya no se escribir,
y, el cielo, está demasiado lejos.
Me despido, arrancaré las hojas
de los arbores, utilizaré las nubes,
Pero todo será para tu deleite,
Echaré en falta lo que nunca tuve.

No quemaré los grandes edificios
Porque la gente no me esconde
No hay angustia sin arrastrarme
Algunas veces vuelo
Pero pronto caigo, y patrullo
Patrullo las esquinas, por si,
Algún día, al girarlas,
Yo giré con ellas

El tiempo es tan largo,
tú estás tan lejos, y la vía es…tan…
La vida es tan corta,
las miradas tan estrellas,
y la putrefacción del aire…
…va tan rápida

Tendré que dejar abierto
por si me visitan,
sin el tiempo ralentizado,
que convierte, ante ti,
Los segundos en horas.

La ciudad no me esconde,
ni mi espíritu me encuentra.
El calor no me mata,
aunque las horas no mueran
Los puentes se sitúan tan lejos,
el cielo tan arriba.
y yo tengo tan poco que regalarte…
que todo es insuficiente.


...tras el tiempo, la realidad y la ficción, el mar, y todos los astros. Donde el sol no gira, y las noches son eternas...