Ahora, en el albor, el viento y los pétalos,
las aceras y los improvisos, el aqui y el ahora,
las negras calles, el agua en la cara, los pianos,
las tempestades y todas y cada una de los hojas dormidas,
revelan, de nuevo, con un susurro lento y sincero,
el total parcial de las verdades que la luz, ennegrecida,
no dejaba paso.