...el detalle, el suspiro...

viernes, 20 de febrero de 2009

Capitulo1

1

… my spirit is criying for living, but he’ll buy
a stairway to heaven…

….y no podía dejar de observar aquella hoja en el barro. Se me nublaba la visión mientras veía pasar aquella insignificante hormiga sobre ella. Insignificante hormiga, repetí otra vez en mi mente. El cielo se desintegraba por momentos, gris como ceniza, mientras volvían a caer gotas de puro hierro sobre mi cada vez mas pálida mejilla. Sentado, veía como lo que antes era una laguna de lágrimas, se estaba sustituyendo por un elegante manto rojo, bajo lo que pronto sería mi cuerpo inerte. Volví a mirar a la hormiga, ahora decidida a superar el pequeño charco en que estaba metida. Qué lástima que yo no fuera como ella. Por un momento, se me pasó plantearme quien era más insignificante. ¿Hacia dónde iría ahora? Incluso mi destino era más incierto. Hice bien en dejar morir a un dios. Ahora ya nada se. Voy directo a la razón. Cuando ya nada me quedaba me limité a pensar en si algo valió la pena, en qué tipo de moral tendría mi vida, si me tendría que sumir en la derrota y la miseria, si yo sería más grandioso si me despegara de todo, si encontrara al director de esta patética obra de teatro, si encontrara un guión. He descubierto que no tenía razón, que no supe ni quise guiarme, que no tenía fuerzas para más. Fui cobarde. Ya la hormiga ha conseguido salir. Yo no quise salir de un pozo de oscuro rencor, quise aguardar allí para siempre, quise esperar el fin. Y ahora esperándolo estoy. El charco cada vez es más grande, ya la lluvia ha aguado mi propio sufrimiento. Ahora que mi final se acerca no se qué pensar. Bueno, en realidad la angustia casi no me está dejando lugar a la razón. Todavía me duele la herida en las muñecas. Mas ya no siento nada, ya lo he dejado todo atrás. He perdido el conocimiento y mi corazón acaba de dejar de latir. Creía que ahora lo vería todo más claro, me equivocaba, la oscuridad está haciendo que mis propias ideas ya no tengan sentido. La hormiga ha subido por mis dedos, se ha arrastrado sobre mi pecho y ahora se alza victoriosa sobre el párpado de mi ojo todavía abierto.

1 comentario:

Antonio F. Jiménez dijo...

Oh,mi querido Demián...¿dónde has dejado las nubes grises?