...el detalle, el suspiro...

martes, 3 de marzo de 2009

Sueños de carretera

Hablando de sentimientos por las carreteras
Paramos a mirarnos al espejo cerca de una gasolinera
Cual fue mi sorpresa al encontrarla desnuda
A esa chica tan mona que me devoro la cabeza

Estábamos solos, cerrados, pestillo echado,
La chica, a mi vez, se acercaban las manos,
Hubo un suave contacto, y me dio mil pesetas
Mi luna, una historia de amor, a cambio de una maleta

Salí desquiciado por el sol, que mierda de día
¡Hay mis noches amadas, volved pronto!
Sin más, arrancaré el coche

Más pararé en un motel a media legua del cielo,
-¿Qué quieres princesa? ¿Te pongo una cerveza mas fría?
-No importa majete, me marcho a la cama,
Allí me tomare algo caliente, sin hielo

Y hasta aquí la esperanza en la autopista de la melancolía
No me canso de quemar mis pedazos
En un motor diesel de ciento veinte caballos.
Abrazado a la noche, duermo en vela, solitario

Maxi Caballero

2 comentarios:

Trovador sin lengua dijo...

Estimado Caótico, le dejo aquí este bello poema del gran Pablo Neruda, y, por supuesto, le recomiendo su libro de poesía "Odas elementales". Un genio. -Marcos García-

ODA A LA CRÍTICA

Yo escribí cinco versos: uno verde,
otro era un pan redondo,
el tercero una casa levantándose,
el cuarto era un anillo,
el quinto verso era
corto como un relámpago
y al escribirlo
me dejó en la razón su quemadura.

Y bien, los hombres, las mujeres,
vinieron y tomaron
la sencilla materia,
brizna, viento, fulgor, barro, madera
y con tan poca cosa
construyeron
paredes, pisos, sueños,
En una línea de mi poesía
secaron ropa al viento.
Comieron mis palabras,
las guardaron
junto a la cabecera,
vivieron con un verso,
con la luz que salió de mi costado.
Entonces, llegó un crítico mudo
y otro lleno de lenguas,
y otros, otros llegaron
ciegos o llenos de ojos,
elegantes algunos
como claveles con zapatos rojos,
otros estrictamente
vestidos de cadáveres,
algunos partidarios
del rey y su elevada monarquía,
otros se habían
enredado en la frente
de Marx y pataleaban en su barba,
otros eran ingleses,
y entre todos se lanzaron
con dientes y cuchillos,
con diccionarios y
otras armas negras,
con citas respetables,
se lanzaron
a distupar mi pobre poesía
a las sencillas gentes
que la amaban:
y la hicieron embudos,
la enrollaron,
la sujetaron con cien alfileres,
la cubrieron con polvo de esqueleto,
la llenaron de tinta,
la escupieron con suave
benignidad de gatos,
la destinaron a envolver relojes,
la protegieron y la condenaron,
le arrimaron petróleo,
le dedicaron húmedos tratados,
la cocieron con leche,
le agregaron pequeñas piedrecitas,
fueron borrándole vocales,
fueron matándole
sílabas y suspiros,
la arrugaron e hicieron
un pequeño paquete
que destinaron cuidadosamente
a sus desvanes, a sus cementerios,
luego se retiraron uno a uno
enfurecidos hasta la locura.
Porque no fui bastante
popular para ellos
o impregnados de
dulce menosprecio
por mi ordinaria falta de tinieblas,
se retiraron todos y entonces,
otra vez, junto a mi poesía
volvieron a vivir
mujeres y hombres,
de hicieron fuego,
construyeron casas,
comieron pan,
se repartieron la luz
y en el amor unieron relámpago y anillo.
Y ahora, perdonadme, señores,
que interrumpa este cuento
que les estoy contando
y me vaya a vivir
para siempre
con la gente sencilla.

Caótico Parisino dijo...

Trovador, maravilloso el poema. Muchisimas gracias por brindarme la oportunidad de conocerlo. Te lo agradezco con este otro, de Konstantino Kavafis, maravilloso tambien. No puedo faltar en tu repertorio.

Espero que pronto nos esncontremos, llevando este arte al público, en un recondito bar, donde forjemos ilusiones, donde, como dice el video "Arte", se den cuenta de que no estan solos.
Un abrazo queridisimo Trovador.

ÍTACA

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.