...el detalle, el suspiro...

jueves, 15 de octubre de 2009

Cien noches


Cien noches por la estepa de castilla
Cien noches en las que el sol abrasa
La luna no ves reflejada en la espada
Cien noches por la arena castellana

Los gritos moriscos tras el río
Pero tú sin rumbo cabalgas
Prestas tu ayuda a un joven desterrado
Para no caer junto a él en las aguas

Hoy de aquí, mañana de mañana
El norte al sur, de una tierra alejada
Con las águilas y las canoas
De tu destino escapas, luchas, escapas.

No esperas la muerte cristiana
Ni la musulmana resurrección
Ni alma, ni envidia ni ganas,
Ni tan siquiera corazón

Solo espíritu de honor, del olvidado
En las fronteras, del castrado
Pos las biblias, por reinos y califas
Por tu amada, y tus ojeras

No eres dueño de un Cid, no
No caes muerto en ninguna nación
No eres el nombrado buen ciudadano
No eres triste ni por compasión
No, no eres

Ya escarmentaste con la sangre derramada
Que en el sur miles de libros manchó,
Ya aprendiste que mataste la fiera condición
De la que ahora el cristiano no escapa

Y el moro sucumbió, destronado, sin dolor
Con tres lágrimas en la caras,
Sin dolor, sin clamor, sin temor,
Sin elevación, sin media luna, sin voz

Ya te hartaste de amoríos prohibidos
De velos negros, de miradas de alquitrán
De buhoneros demacrados, de viejas doncellas
De sopar en el pan, de su dureza
Demacrado el tiempo por una lucha eterna

Ya recoges los ropajes, las miradas lestrigantes
La espada y la armadura
El casco, la maya, la cara dura,
Los vendajes y tu sombra
Te persigue
Las venas de castilla te llevan a alta mar,
Más todavía no es el momento
El buen vino anaranjado lleno hayose
El sol ensangrentado de nuevo al horizonte

Una dama mora, judía, o de cristiana orfandad
Todavía se escucha tras los barrotes,
Tú eres un mercenario de la ayuda
De los que supero la visión, de los que no tiene dueño
De los que un día se liberó

Cabalgas de nuevo, durante más de cien noches
Más de cien noches de tierra
Más de cien noches de luna que arde
Más de cien noches de pueblos cobardes
Una y mil noches de una castilla sudada

Con lanza de hierro y bandera de plata
Recoges la luna de charcas manchadas
De lagunas de azufre y tierra quemada
De una estepa de pobres y hombres de hojalata

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