jueves, 28 de octubre de 2010
Comprensión
jueves, 2 de septiembre de 2010
Un absurdo...
Un movimiento absurdo,
Un movimiento indescriptible,
martes, 9 de marzo de 2010
Elegía a la experiencia.
debilita y devora teatros y a sus espectadores,
movido por la bruma.
Entonces es cuándo el sol nace y muestra el Símbolo,
como nunca antes nada podía haberlo desdibujado,
como contradicción absoluta.
Entonces es cuándo la noche toda lo invade,
y comienza el sueño, como rezo y canto,
y comienza el sueño, siempre nuevo,
siempre nuevo, como el mar y su espuma.
jueves, 18 de febrero de 2010
Soneto VII
sábado, 26 de diciembre de 2009
Soneto VI
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A las calles ciegas, mudas, de París,
Culpables de no sabernos retener,
Escribo, hablándoles de merced
Un soneto, mil aguas, que sentí
En un sueño, quizás, te descubrí,
Soñando, quizás, rebelde te amé
Escribiendo “entonces”, te aguardé
Y aún espero aunque, ya, te perdí.
Olvidar el mar, que, a veces, escuchó
Olvidar volar, y quedar en tierra
Olvidarte a ti y olvidar el tiempo
Para sentirte cerca al decirte amor
Y elevarnos altos, dejar la arena
Tú conmigo y el destino ahogado.
Soneto V

Sangre, mátame y dime que no sangre,
muérdeme y siénteme blanco marfil,
que de tu boca me llevaré el perfil
sin sentirlo, pues siento no matarte.
Tiempos, someterme a vuestro estandarte,
obligadme y podré así sentir,
mas te negaré, que hace tiempo vi
tu rango de asesino denigrante.
Déjame bajo tierra seca atado,
alimento para el ave rapaz,
cual negro pasto de tu negro verso.
Cansado mártir en monte arraigado,
desplumado de razón pertinaz,
y del viejo halo de oscuro beso.
martes, 22 de diciembre de 2009
Negro manto blanco

el sol pierde su cordura
de rayos grises tiritando,
de alfombras blancas, fría noche
escondida.
Bajo un negro manto blanco
de grises puertas,
de negras vías.
Sus aceras mojadas gritan:
-¡escondida!
Bajo un negro manto blanco
se deshacen las estrellas,
el niño mata
sus problemas cuando
moría.
Bajo el cielo negro blanco
se oyen campanas
que tiritan,
pájaros que vomitan
su sangre, que salpica
Voces callan con el viento
bajo el negro manto blanco.
Aceras sometidas
a un crucero
por los muertos
de barro.
Almas se ahogan con mi espuma
de mi espuma
paranoide viscerada,
no dan señales que apunten
señaladas direcciones.
Donde el frío me resguarda
no se sienten
ya las máscaras.
No me mires esta cara
negra blanca, de mortaja.
Bajo el cielo negro blanco
y la blanca calle negra,
un poeta, blanco desnudo,
con la negra y fría escarcha,
muere helado,
dulce pena.
domingo, 20 de diciembre de 2009
Si no te sé decir...

No me disculpes
si no te sé decir,
como un pájaro:
-Vuelve a la alcoba,
a la torre,
al balcón,
a mi vida,
si cuento las horas.
No prometo nada,
ni te aseguro algo.
No te quedes callada
si te miro
y paso,
al reír,
al hablar,
o al cantar,
y me duele el alma.
La luna no te daría,
no la tengo.
Te daría todo lo que tuviera,
no algo más.
Más no,
más nada,
más quilates,
más amor.
Te los daría si cupiese
Ríe y sonríe, Bella,
que tus lágrimas me acongojan.
Escribe callada,
escucha tiernamente,
tu sonrisa dulce,
mis notas,
tus miradas,
una escapada,
nuestras caricias.
El tiempo me las roba
y me hace esperar.
Es la distancia,
la más larga.
Más que las noches
vacías,
mudas,
de oro.
No prometo,
no hablo,
no escribo ni miento.
Disculpa mi silencio.
Para mí
cruento.
Para ti
¿Quién sabe?
No grites callada
que no te puedo oír,
mas cuanto quisiera
del comienzo de tus letras,
del compás,
del corazón,
y de tus pasos.
Como una balada,
no la puedes ver,
ni escuchar.
Lo siento,
pero lo sientes,
cada instante
cazando rumores,
silbidos
al viento.
De este modo
triste, mi Bella,
lanzo mi sentir,
flecha ciega
de destino mudo.
Mar de tierra
y ¿Qué es?
Mas nada sé
¡oh, tierna dama
de cristal rojo!
Más nada sé.
¿Tu sabes?
El tiempo nos escucha
y, quizás,
nadie más.
Mas nada sé.
Ni podría saber
que pasos anda la vida
que caminos
escogen los senderos,
que paisajes
reciben tus miradas,
o de que río
bebes su agua.
Y yo nada sé,
Corazón de terciopelo
Perfume,
y delicada esencia,
jazmín
con otoño en flor.
Estrella de madrugada
el tiempo escucha
separa,
calla
y nos mata.
Lento,
muy lento,
como se alarga éste
al no saber
lo que separa,
pues, de saberlo
¡oh, lánguido!
no lo separaría.
De este modo,
Triste, mi Bella,
silbando,
lanzo mi sentir,
flecha ciega,
de destino mudo,
mar de tierra
y ¿Qué es?
Mas nada sé
de tus pasos.
El tiempo,
triste, mi Bella,
espero que escuche
y acorte sus horas.
Mas nada sé
de la noche
y tu eres estrella.
15-12 01:08
lunes, 14 de diciembre de 2009
Por Antonio Machado
El hombre de estos campos que incendia los pinares
miércoles, 28 de octubre de 2009
Pequeña canción en prosa...to fix...

Y yo intentaré…salir corriendo, correr, y acercarme a ti, y repararte, y repararme, y girar en mis manos todas las luces del mundo, derribar el sol, y hacerlo una pequeña bola a tu lado, con lagrimas que caen por nuestros rostros, y un comienzo eterno que gira a nuestro alrededor. Te prometo que aprenderé, a secar todas las lágrimas del pasado, y crear nuevos universos y estrellas, porque todas nos miraran, tras los rostros agotados de la carrera, y la sonrisa del final. Será entonces cuando sepa que las luces me han guiado a casa y han encendido mis huesos.
Disculpas.

Hazme callar, hazme callar,
con un susurro de tus labios,
con tu vestido rojo.
Ya no sé escribirte, no sé,
Porque pudiera escribir tanto
Miénteme entonces, y dime,
dime que no hable en plural,
que necesitas las palabras.
Ya no sé escribirte, lo siento.
Dame tu mano incolora
y acepta mis disculpas,
sin abrir los ojos, con un susurro,
sonriendo, sin tiempo.
Solo sé parpadear, si pasas a mi lado,
no sé saludarte, ni sé escribirte.
Pero discúlpame, con tu vestido,
rojo, de noche, con el frio entrando
Recostados en una alcoba
que no esconde la multitud.
No seguiré, pues estas palabras
no sé narrarlas, no sé.
Las que no se decirte, los versos,
mis versos, no son míos, solo son tuyos.
Acógelos, y discúlpame.
jueves, 22 de octubre de 2009
Desde lejos, donde llueve...

En ella todas las preguntas sin respuestas tiemblan.
El mar le grita al viento,
las aves le gritan al mar,
el viento les grita a las aves.
En mi vida todos los minutos que lloran pasan.
En ella los perfúmenes no rondan mi cabeza,
ni mi cabeza ronda tus perfúmenes,
ni el sueño me despierta temprano,
ni las madrugadas me quitan el sueño.
En mi vida no hay minutos,
ni tiempo de buscarlos, ni gritos,
ni lloros, ni aves, ni mar,
ni colchones desgastados,
ni camas desechas.
En mí, no estás tú, ni siquiera yo.
No hay cara o cruz en las monedas.
No hay monedas siquiera.
El río no se lleva las olas,
ni las olas se llevan tu voz
En mis últimas noches la luna se olvido de salir.
Tú te olvidaste de venir,
la puerta se olvido de cerrar,
las llaves de abrir,
yo me olvide de amar.
Ni tan siquiera nos dimos cuenta
de las ganas de quemarlo todo
De el control del fuego.
Del tiempo ardiendo.
De la ceniza volando.
En nuestra vida si hay minutos que lloran al pasar.
Y tiempo que ya perdió la cuenta.
Hay aves y mar tras los balcones,
pero no existen las llaves para entrar,
ni existe una senda que por las praderas se deshaga
En la vida hay redes encima de los caballos.
Y sonido de céfiros que golpea en mis cristales.
Hay agua que cae del cielo compadeciéndose.
Hay compadecidos que no saben amar.
Hay calor que no sabe quemar.
Existen los Atila que arrasan la hierba,
la hierba que crece en nuestros salones,
los salones que no albergan,
los ríos que no lloran,
las aguas que no mojan.
El momento de perder ya pasó
no hay momento que tras momento se repita,
no hay romance ni hay amor,
ni existe el tiempo ni el reloj.
No estás tú tras ninguna ventana
No te consigo ver, ni en la acera,
no te consigo ver, ni en el tejado,
no te consigo ver, ni en mis versos,
no te consigo ver, ni a mi lado,
ni me puedo ver, vivo y enterrado.
Levántate para gritar por el bosque
lo que la dama de blanco se llevó,
lo que el flautista no te supo cantar,
lo que la flauta no te supo llevar,
lo que la reina de mayo te quitó.
En mi vida no hay tiempo para los minutos.
Ni lloros en las lágrimas, ni amor.
El mar no le grita a mis paredes,
y mis paredes ya no me pueden escuchar,
la saliva ya cae de la lluvia,
mis papeles ya se ven en los arboles,
con la voz que no puede gritar,
ni cantarte, ni volver a escribirte.
Cuando el tiempo me cansa y los minutos se vuelan
no puedo dejar de escribir en la pared
Cuando el tiempo se cansa, no dejo mi alma
Cuando los minutos se vuelan, las paredes me escuchan
mi aburrido himno, que aburre
El camino de que el compadecido deje de compadecerte
Y que los puentes se vuelvan a cruzar a caballo
Que yo te vuelva a ver con vaqueros,
Y mi mirada no se emborrone por la noche
Desde lejos
Desde lejos no existe lo real,
ni lo imaginario.
Desde lejos no existes.
Desde lejos no vuelo,
ni caigo.
Desde lejos no vuelo.
El arquitecto ideo el plan a dedo
Y espero que el universo no se equivoque,
que no se pierda el equivocado,
ni la piedra caiga en otro mar
perdida y lejos de nadie.
Espero no bajar al infierno.
No quedar dentro del noveno círculo,
ni tener que ascender a tu cielo.
Espero que al menos estas letras
sean mi guía.
En mi vida la selva oscura de tu cabello.
En mi vida el cabello en mi noche oscura.
En mi oscura noche tú cabello.
En mi cabello tu oscura noche.
En mi noche tus largos días.
Beatrice, amada, en mi vida no hay tiempo.
En mi vida las preguntas rompen las respuestas
y tus llamas calman mi sed.
Las largas jornadas caminan descalzas
y eso que las aves no corren.
Los señores y las señoritas pasaron de moda,
el alma se cambio de alcoba,
las nubes pasan de sombrero,
los puertos grises mantienen la sombra,
mantienes la sombra de los puertos grises
¿De dónde se parte para partirme en dos?
De donde se llora no hay dos, solo tu.
Yo soledad, yo inferno, yo pasará.
Éramos sin ser, y éramos perfectos
Éramos sin ser y aun así éramos
Y jugamos a las espadas, a los adultos y a las princesas
pero yo no tengo espada para luchar por ti
y tu castillo es demasiado alto, princesa
tus paredes demasiado gruesas, y el caballo demasiado viejo
el grito al cielo ya no repta por mis venas
En mi vida, no hay princesas, ni estoy yo,
no estás tú ni el amor
No hay mar ni aves que se griten,
ni aves que discutan con el aire,
ni aire que pueda respirar.
Yo no estoy,
desde lejos no vuelo.
Yo no soy.
Tú no estas,
desde lejos no te veo en tu ventana.
Tú no estas.
Nosotros ( )
Nosotros nada
Nosotros ( )
Yo no río a las estrellas hablándole al cielo
para que el suelo me destroce los pies.
Y el camino no ande bajo el mar,
o el universo se pare y no cumpla sus promesas,
o la noche me llene tanto que me haga olvidar,
olvidar que se pueda olvidar de algo.
No hay cara o cruz en mis monedas,
Ni tiempo, ni mar, ni aves,
ni mi inmensa soledad que me dejó solo.
La realidad es creada por arquitectos,
medicamentos y arsénicos.
El agua que ya no cae para compadecer,
sino para golpear.
Y el aire ya no para de correr,
para enseñarme a soplar
El cielo, bajo la purgación, bajo el inferno
Bajo los montes, tus mirada y Atila
Bajo el mar y la hierba y el salón.
El reflejo del balcón en ultramar
Un caballo, hartado de correr
Ahora, no deja de llover.
