No me disculpes
si no te sé decir,
como un pájaro:
-Vuelve a la alcoba,
a la torre,
al balcón,
a mi vida,
si cuento las horas.
No prometo nada,
ni te aseguro algo.
No te quedes callada
si te miro
y paso,
al reír,
al hablar,
o al cantar,
y me duele el alma.
La luna no te daría,
no la tengo.
Te daría todo lo que tuviera,
no algo más.
Más no,
más nada,
más quilates,
más amor.
Te los daría si cupiese
Ríe y sonríe, Bella,
que tus lágrimas me acongojan.
Escribe callada,
escucha tiernamente,
tu sonrisa dulce,
mis notas,
tus miradas,
una escapada,
nuestras caricias.
El tiempo me las roba
y me hace esperar.
Es la distancia,
la más larga.
Más que las noches
vacías,
mudas,
de oro.
No prometo,
no hablo,
no escribo ni miento.
Disculpa mi silencio.
Para mí
cruento.
Para ti
¿Quién sabe?
No grites callada
que no te puedo oír,
mas cuanto quisiera
del comienzo de tus letras,
del compás,
del corazón,
y de tus pasos.
Como una balada,
no la puedes ver,
ni escuchar.
Lo siento,
pero lo sientes,
cada instante
cazando rumores,
silbidos
al viento.
De este modo
triste, mi Bella,
lanzo mi sentir,
flecha ciega
de destino mudo.
Mar de tierra
y ¿Qué es?
Mas nada sé
¡oh, tierna dama
de cristal rojo!
Más nada sé.
¿Tu sabes?
El tiempo nos escucha
y, quizás,
nadie más.
Mas nada sé.
Ni podría saber
que pasos anda la vida
que caminos
escogen los senderos,
que paisajes
reciben tus miradas,
o de que río
bebes su agua.
Y yo nada sé,
Corazón de terciopelo
Perfume,
y delicada esencia,
jazmín
con otoño en flor.
Estrella de madrugada
el tiempo escucha
separa,
calla
y nos mata.
Lento,
muy lento,
como se alarga éste
al no saber
lo que separa,
pues, de saberlo
¡oh, lánguido!
no lo separaría.
De este modo,
Triste, mi Bella,
silbando,
lanzo mi sentir,
flecha ciega,
de destino mudo,
mar de tierra
y ¿Qué es?
Mas nada sé
de tus pasos.
El tiempo,
triste, mi Bella,
espero que escuche
y acorte sus horas.
Mas nada sé
de la noche
y tu eres estrella.
15-12 01:08
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