Ya no se vivir.
Ya no sé hacer nada desde que acabo el otoño,
Desde que mintió noviembre
Y el sonido de las hojas no era el de antes.
Ya no se vivir.
Miro al cielo y creo ver amaneceres
Cuando no ha acabado la noche.
Confundo los tiempos,
Las prisas, el licor dulce.
Confundo también las miradas,
El respiro y ahora hasta el olvido.
Miro el tiempo que no pasa,
Las viejas en los bancos
Y los barcos encallados.
Ya no se vivir.
El riesgo a ello no me inquieta,
Como no lo hace la bala de la recamara.
El tiempo apremia y juego con él.
Pero no se vivir,
Ni morir,
Como nunca supe montar a caballo.
Tampoco he sabido decirte nada al oído,
Como no supe construir barcos de papel.
No entregué rosas sin espinas,
Tampoco vomite cartas de invitación.
No quise recitar los versos como era debido
Y de ese modo conseguir
Retrasar el invierno.
Los astros siguieron su curso
Mientras las ventanas se cerraban.
La luz de tus pupilas se apagó con el día,
Y en la noche del alma
Son otras estrellas las que brillan.
Y ya no se vivir,
Como tampoco sé
Subir los escalones
O bajar las rampas.
Como no se discutir
Con las golondrinas
O atarme a las muñecas
Nudos tan fuertes
Que me transporten
Muy lejos.
Hablar de alegría
Se me hace eterno
Y llorarle me resulta común.
No le di whiskey a mi vida
Por no emborracharla,
Pero ¿Quién soy yo
Si quiere beber?
Adelante y juega a la ruleta rusa,
Escríbele cartas versificadas
A quien te ama
Y a quien quieras
Ama hasta la muerte.
Aguanta con el rumbo fijo.
Más olvida todo aquello
Que te dé la sensación de vida.
Deja a un lado el alma,
La moral y hasta tu cuerpo.
Mata tus nervios
Y acuchilla tus pasiones.
Pero aprende bien los versos
Y acomete tu última batalla.
Porque al no vivir
No importa el morir,
Que al amar mata
Cuando muere el resto del mundo.
Deja a un lado la naturaleza
Y acoge con los brazos abiertos
El fuego infernal,
Acomete injurias contra dioses
Y castiga a quien olvide cantar.
Llora por las calles secas
Que olvidaron saber recitar.
Enriquece las muertas calaveras
Y abona con humor de plata
Los venenos dorados del oro.
Que tú ya no sabes vivir
Pero intentas abonar
Con aroma de fresas
El camino hacia tu edifico.
Aunque mientras que ríes lloras
Y mientas lloras deliras y sueñas.
Olvida los acuses de vejez,
La casación de los minutos lentos,
El sintagma
Con recíprocos verbos en plural,
Las conjugaciones
Y hasta los juegos de genitivo singular.
Mira al oriente y espera el mar.
Mira el horizonte e intenta ver el sol,
aunque solo veas la niebla llegar.
Olvida el mundo y quien lo habita,
Olvida hasta el respirar,
Aunque la única bendición del humano
En ella se escriba
Y el primer resorte de la paz
Sin ella está.
Adormece a las musas calientes
Deja lejos la brisa del bar,
Los malos humos, la buena vida,
El camino y el andar,
El comer, el vino, las flores
Y hasta los carruseles
Ya no se vivir, me dice ahora y siempre la espuma fría
Ya no se vivir, me digo cada noche al en el espejo verme.
Ya quiero recitar, de tal manera,
Que inmortalizado en el cielo,
junto a las esferas tu nombre se halle,
aunque grandes sacrificios sean deuda.
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