Ahora, en el albor, el viento y los pétalos,
las aceras y los improvisos, el aqui y el ahora,
las negras calles, el agua en la cara, los pianos,
las tempestades y todas y cada una de los hojas dormidas,
revelan, de nuevo, con un susurro lento y sincero,
el total parcial de las verdades que la luz, ennegrecida,
no dejaba paso.
1 comentario:
Gran Parisino, de nuevo ha sido un deleite leer sus versos, en especial estos que comento. Me encanta esa sensación fría de las aceras húmedas y la llovizna golpeando en la cara.
Y la luz ennegrecida: un diez.
Un abrazo.
S.G.S
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